Ahora ya no tengo miedo a saltar, de tirarme a ese mar, que tristemente era
de problemas al cual llamaba enamorarme, volverme loco y perder la cabeza, echar
de menos su olor, su pelo, sus piernas, su sonrisa cuando te ve, sus ojos al
decirla algo sincero, ese miedo se pierde cuando consigues la confianza, difícil
de conseguir y difícil de ganar y cuando la ganas puedes tenerla toda, pero es
muy frágil, es algo que o se tiene todo, o no se tiene nada y no se gana dos
veces...
La chica que me saco del miedo y me empujo a ese mar, me tiro de cabeza, sin
cabo ni salvavidas, sin nada, con todos los hechos y consecuencias, ahora
perdido en ese mar, no encuentro problemas, que cual tiburón te atacan desde
abajo sin esperártelo y te zarandean hasta caer en mil pedazos, aquí solo
encuentro confianza, comodidad, felicidad y satisfacción.
Pero siempre se esconderá entre las aguas ese miedo a que se canse de ti, no ser suficiente, no ser adecuado ni satisfacer lo necesario... ese es un miedo que evito todo lo que puedo, porque teniendo toda mi confianza depositada en ella, no me es necesario ese miedo y sé, que yo, tengo la suya... y nunca se me escapara...
No será un final feliz, ni un final triste, pues haré lo que pueda, para que no sea final.
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