martes, 24 de enero de 2012

Ni espada, ni pared.

Volver a casa, solo, caminando bajo el frió y mirando al cielo, con esa sonrisa y esa cara de bobo, esa enorme mueca de felicidad imposible de expresar de otra forma, solo deseando que ella pueda estar junto a mi para que mire conmigo las estrellas y poder decirla que cada una de ellas es una gota de amor que derramo por ella. no siento un puñal en la espalda que te oprime contra una dura pared, mientras se acerca a ti y te susurra al oído " estas solo, no tienes a nadie y nadie te quiere ni lo ara", esa sensación se acabo, se acabo ya hace tiempo, hace cuatro meses, viente días, seis oras y catorce minutos ahora mismo, porque se lo mucho que me quiere y se que no estoy solo, que siempre la tendré conmigo y que nunca me ara daño.
juro que me gusta irme a mi mundo y pensar, que este donde este, siempre la voy a recordar y llevar en el fondo de mi, ya sea a diez mil kilómetros o tan solo diez centímetros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario