Tener miedo, a no ver su sonrisa, a no perderte en sus ojos, a no oír su
voz, a no tener sus abrazos, a no sentir sus dulces labios contra los míos,
mientras delicadamente bajan hacia mi cuello, lo besa y con sus dientes,
blancos y frágiles como perlas me muerden mientras sueltan una pequeña bocana
de aliento que me hace estremecer, ponerme la piel de gallina, temblar y solo
desear besarla hasta que se congele el infierno y arda el cielo.
Miedo, a no coger su mano y me la apriete con fuerza, miedo a que no me
agarre de el brazo mientras yo al aprieto sin dejarla bajar, miedo a quedarme
sin largas conversaciones sin fin, miedo a no saber qué hacer si no la ves un
solo día, miedo a no llorar pensado en lo feliz que eres o lo mucho que la
amas.
Miedo a acostarte por la noche y pensar en que solo eres un triste
desgraciado, que tuvo a la mejor oportunidad de la felicidad eterna que te ha
dado el mundo y haberla perdido...
Existe una frase, la cual es: Si quieres a algo, déjalo libre, si vuelve sabrás
que es tuyo... Pues sabes que le digo, que a tomar por el culo la frase, el refrán
y quien lo escribió, ¡Yo la amo! y no pienso arriesgar que lo mejor que me ha
podido ofrecer la vida se aleje de mí, es mi vida, es mi amor y por mis
cojones, que siempre lo será!
No hay comentarios:
Publicar un comentario